Manglar, homenaje a la gastronomía del litoral mexicano.

Karla Salinas

https://www.instagram.com/karlazalinaz/?igshid=YmMyMTA2M2Y%3D&fbclid=IwAR2YdpRMyE-wqzlx6D_TckYrWcC9LRAENGM45w_SDO3qEoCGx7Y4sWm5kzM

La gran metrópoli de la Ciudad de México constantemente evoluciona al ritmo de su gente,
un cambio que se ve reflejado en la llegada de establecimientos gastronómicos, propuestas
que buscan instalarse en las pupilas gustativas del citadino.


Es así que conocimos Manglar, un restaurante que a través de las recetas exalta la cocina
regional, en especial todos lo que tengan conexión con el enorme litoral mexicano. Una
iniciativa realizada por Ramón Orraca, que de la mano de los chefs Ramón Torres
(Tabasco),  David Cetina (Yucatán), Luis Valle (Sinaloa), Alam Méndez Florián (Oaxaca)
y Juan Cabrera (Tijuana), nos guiaron en una experiencia gastronómica que debes probar.


Iniciamos el banquete con un cóctel de bienvenida, diseñado por José Luis León de Casa
Limantour-, con una base de piña, jengibre, mango y Aperol, una bebida que con su ligera
espuma superficial y sus notas ácidas abrían nuestro apetito para los sabores que íbamos a
conocer. 


Al ritmo de la salsa y cumbia, disfrutamos de un Ceviche de pescado blanco al estilo
Frontera, marinado con cilantro, mayonesa, aceitunas, cebolla blanca y con un ligero
cosquilleo del habanero, de la mano de tostones crujientes de plátano macho, fusionando
tonalidades dulces y saladas, siendo una autentica explosión de sabores.


Continuamos la velada con el dúo de tamales sureños, convirtiéndose en un yin yang entre
una opción vegetariana de chipilín y el otro con cerdo en un adobo terracota. Para limpiar
nuestro paladar de notas intrépidas probamos la ensalada de ayocotes, frijoles que en cada
bocado se percibía el sabor ahumado de las brasas, acompañado de una mezcla de verdes
entre los quelites, el ayocote y la verdolaga, junto al sabor intenso de la vinagreta de chile
ancho con piloncillo.


Conforme desfilaban los platillos, se observaba una gran variedad de técnicas e
ingredientes, logrando crear un menú variado para todos aquellos paladares exigentes que
deseen conocer nuevos sabores con una amplia historia culinaria.

Ya adentrada la noche, degustamos unos tacos de ropa vieja, que con una base de carne
deshebrada se fundía ante una mantequilla de tuétano, aquella grasa que con su sabor
intenso y cremosidad hacen caer en la tentación a cualquiera que se le ponga enfrente. 


Culminando una cena de dioses, no podíamos irnos sin antes probar el pastel de queso de
Tenosique, en mi primer encuentro me remonto a mi infancia, en aquellos días donde mis
padres pedían ese queso gratinado que llegaba a la mesa burbujeante listo para comer, pero
llevado de forma exitosa a una receta dulce que te invitaba a seguir saboreando cada
cucharada.


Pero esta opción dulce no iba sola, estaba acompañada de un arroz con leche, presentada
como un clásico crème brûlée, con una fina capa de caramelo que debes romper para probar
su natilla avainillada y sus granos de arroz perfectamente cocidos.


Sin duda fue un menú que además de deleitarnos, nos sorprendió, siendo una clara
representación de la sinergia entre técnicas, sabores y texturas. Te invitamos a conocer
Manglar y disfruta de cada una de sus propuestas gastronómicas que seguramente te
encantarán.